Con frecuencia se describe el aire comprimido como la cuarta energía y, aunque no sea tan omnipresente como la electricidad, el petróleo y el gas, juega un papel fundamental en el mundo moderno. La principal diferencia es que los usuarios generan su propio aire y, de este modo, disponen de la opción de elegir el modo en que se genera el aire.
Con frecuencia, se pasa por alto la importancia del aire comprimido, pero juega un papel vital en la mayor parte de los procesos de fabricación modernos y de nuestra civilización. Aunque quizás no lo sepamos, la mayoría de los productos que utilizamos hoy en día no podrían fabricarse sin el aire comprimido. El aire comprimido supone aproximadamente el 10% de la energía total utilizada en la industria de hoy en día.
Con tantas aplicaciones, en diferentes entornos, que dependen del aire comprimido, los compresores no sólo tiene que comprimir el aire a una presión específica, con un flujo determinado, sino que también tienen que proporcionar la calidad correcta. Para muchas personas, un compresor es todo lo que se necesita para comprimir el aire, pero para obtener la calidad correcta del aire comprimido, en muchos casos se necesitan más equipos. Con frecuencia, se necesitan Filtros y secadoras para eliminar el aceite y el agua antes de su entrada en la aplicación.